Dos casos para abrir el debate: un ingeniero de Google aseguró que un sistema de inteligencia artificial se volvió consciente al “pensar y sentir” como una persona, mientras que un brazo robótico que jugaba al ajedrez con un nene de siete años le rompió el dedo durante la partida, en Rusia. Pero no, no son robots que “cobran vida”. Para responder a la pregunta sobre si la inteligencia artificial (IA) puede desarrollar su propia consciencia es necesario primero definir qué es la consciencia y, aún más, qué es la inteligencia.
El debate está en construcción pero hay una cuestión muy clara y es que “cualquier máquina (sea robot o no) desde una licuadora en adelante, tiene que tener definidas medidas de seguridad“, aseguró a Télam Marcela Riccillo, docente de la carrera de Ingeniería Informática y de la Maestría en Ciencias de Datos del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA).
Los ejemplos ayudan a entender un escenario complejo y despejar de ciertas tecnologías el llamado “hype”, expresión en inglés que refiere a un sentimiento de exageración por algo. Suena tentador hablar del “despertar de las máquinas”, aunque la realidad responde a otras cuestiones menos “taquilleras”.
Robots con ¿sentimientos? Inteligencia Artificial con ¿consciencia?
El problema de la consciencia “es interesante desde el punto de vista filosófico y, más de una vez, alimentado por la ciencia ficción con la que crecimos. De la misma manera que no nos ponemos de acuerdo sobre qué es la inteligencia, tampoco tenemos precisiones sobre qué es la consciencia”, explicó a Télam Vanina Martinez, directora del equipo de Ciencia de Datos e Inteligencia Artificial de la Fundación Sadosky e investigadora del Conicet.
“Tenemos criterios o parámetros para suponer qué características tiene que tener un ser consciente en base a los modelos de cosas que creemos que son conscientes. Pero no sabemos cómo se produce, ni siquiera en humanos. La pregunta que deberíamos estar haciéndonos es si, independientemente de que sean conscientes, son seguros “, sostuvo.
La investigadora afirmó: “Me parece que muchas veces los actores que intervienen en la creación de estas tecnologías se pierden en discusiones taquilleras que soslayan lo importante y urgente. Por otro lado, pareciera que darle carácter de consciente, de alguna manera, le quita gran parte de responsabilidad sobre el accionar de esos sistemas a quienes lo construyeron y lo depositan en el sistema mismo”.
Fuente: Télam