El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, asumió su tercer mandato luego de haber gobernado el país entre 2003 y 2010 y luego de haber estado 580 días preso en forma ilegal por parte de la Operación Lavajato, razón por la cual estuvo inhabilitado de participar en los comicios de 2018 vencidos por el saliente presidente, Jair Bolsonaro, quien abandonó el país el viernes al viajar a Estados Unidos.
El flamante presidente de Brasil aseguró que se termina "el proceso de destrucción nacional" dejado por su antecesor Jair Bolsonaro, durante el discurso de asunción en el cargo ante el Congreso. Además de prometer gestionar un gobierno centrado en una "reconstrucción" nacional y que denunciará el vaciamiento de las políticas públicas provocado durante la gestión del ultraderechista Bolsonaro.
El mandatario epresó también que pretende "construir la democracia" de su país "sobre bases sólidas". En este sentido anunció que se va a reunir con todos los gobernadores de los Estados brasileños "para definir prioridades", "estructurar un nuevo pacto para generar empleos" y "buscar recursos" para financiar estos cambios.
Fustigó en varios tramos de su discurso al gobierno "negacionista" y "oscurantista" que ejerció hasta ayer el ultraderechista Jair Bolsonaro: "Dije que la misión de mi vida sería cumplida cuando cada brasileño y brasileña pudieran comer tres comidas al día. Tener que repetir este compromiso hoy es el síntoma más grave de la devastación que ha impuesto al país en los últimos años", se lamentó.
Fuente: El Territorio.